¿Qué fue del cuarteto de amigos de El Club de los Canallas, de Trotter, Harding, Anderton y Chase? Ellos y sus amigos tienen ahora veinticinco años más. Y también el mundo. Las bombas que sacuden Inglaterra ya no son las del IRA y el Nuevo Laborismo de Tony Blair está en el poder. Benjamin Trotter, el jovencito que se iba a dedicar a la literatura, ahora es un próspero e insatisfecho contable y sigue escribiendo su inacabada e inacabable novela. Doug Anderton es periodista, su mujer es una ex modelo superpija, y le han transferido de editor de la sección de política a la de literatura, lo que puede significar el «beso de la muerte» o la «patada hacia arriba» en su carrera. Philip Chase, que tenía un grupo de rock y no admitía que el rock sinfónico era cosa del pasado y que había llegado la hora del punk, también es periodista, pero de menor rango. Sean Harding, el anarquista del instituto, reivindica una vuelta a los orígenes del anglicismo, aunque también se jacta de su relación con Al Qaeda. Y Paul, el hermano pequeño de Benjamin, aquel mocoso de derechas, es ahora diputado laborista.