Las manos de la madre. Deseo, fantasmas y herencia de lo materno

No habría que pensar solo en su omnipotencia oscura, sino también en sus carencias.

El vínculo arcaico con la madre no solo es una ciénaga mortífera de la que debemos liberarnos, sino que es ante todo una donación que hace posible transmitir no solo y no ante todo la vida como tal, sino el sentimiento de la vida, los deseos de vivir.

No habría que identificar a la madre con el virus de todas las enfermedades mentales.

(el pulpo, el cocodrilo, la gallina, el vampiro) atañe únicamente a su lado oscuro, patológico, desmesurado, que no hace justicia alguna a su fuerza positiva,

existe otra ley frente a la Ley (ciega) del Código. Se trata de la Ley del amor como Ley que invita a regalar lo que no se tiene.

El contraste entre la mujer y la madre adquiere aquí un carácter trágico:

primer nacimiento del hijo debe hacer posible su segundo nacimiento;

La herencia de la sangre debe dejar paso a la herencia del deseo;

puede hacer posible otra herencia.

Mientras ella misma va perdiendo inexorablemente la vista, Selma trabaja para salvar la vista de su hijo, vive para salvar al hijo, para transmitir a su hijo la posibilidad de la luz.