Este libro describe cien objetos. Objetos a los que el autor quiere de una manera profunda y transparente. Porque ellos estaban antes y lo seguirán estando cuando quien los relata se haya ido. Son herencias y serán herencias de mercancía o de trapero, porque las vidas terminan en los cementerios y también en los rastrillos. Ahora, cuando todo el mundo es ya un gran supermercado en el consumir cosas idénticas y con fecha de caducidad, Carlos Risco, historiador de profesión, músico y periodista de vocación, propone una forma de vida revolucionaria: no acumular, convivir con aquello que convierte en fácil lo cotidiano, esas cosas que son hermosas, porque todo lo útil encierra belleza. Desde la aldea gallega sin gente en la que habita, el autor encuentra la intimidad de una vida silenciosa las palabras para descubrir lo sublime, con la sensibilidad literaria de un gran narrador. Los textos se acompañan de pequeñas obras de arte de la mano de Iria Cortizo y el prólogo de la escritora María Sánchez.