Cuando el segundo Proyecto de Ley de Conciliación se estaba debatiendo en 1911, lord Lytton dijo:
—Si este proyecto de ley no sale adelante, no habrá quien detenga el movimiento sufragista de las mujeres. El espíritu conciliatorio de esta proposición será destruido, y por todo el país se librará una guerra furiosa, desgarradora, salvaje y amarga que nadie desea.