Escribiré sobre aquella temporada de peligros. Me encerraron en un hospital porque se había abierto un gran abismo en el témpano de hielo entre yo misma y los demás, a quienes observaba alejarse, junto con su mundo, a través de un mar de color violeta donde los tiburones martillo nadaban con tropical soltura junto a focas y osos polares. Yo estaba sola en el hielo. Llegó una ventisca y me sentí entumecida, y quise tumbarme y dormir,