Lo que importa es que a los veinte años, o a los veintiuno si lo prefieres, ya puedes votar, reproducirte y comprar bebidas alcohólicas, y aunque tu cuerpo esté perfectamente desarrollado y parezcas una mujer, el resto está sin hacer. Tu mente, tu corazón y el sentido común brillan por su ausencia. ¡Por Dios! Una mujer no se conoce bien hasta que llega a los treinta o a los treinta y cinco. En algunos casos, a los cuarenta.
— Estoy segura de que quieres llegar a algún sitio, ¿verdad?
— Lo que quiero que entiendas es que has vivido la vida de Chase, no la tuya. Él tomaba todas las decisiones, o si las tomabas tú, lo hacías basándote en sus necesidades y en sus gustos. Ahora que ya no está, te toca a ti. ¡Dell, por el amor de Dios, tírate a la piscina! Por una vez en tu vida, arriésgate y comprueba hasta dónde eres capaz de llegar