Puro humor negro y un reflejo excelente de la manera de vivir la muerte en latinoamérica en el siglo XX
Fuera de que algunos microrrelatos eran algo predecibles, no puedo que en momentos me dio miedo cerrar los ojos... Así que esta excelente para una tarde de tormenta oscura.
Hay historias muy buenas, otras no remarcables porque se sentían repetitivas: niños muertos ⚰, monjas, antropofagia, abuelitas, memoria e inocencia. Pero la brevedad de los textos es refrescante y destraba el bloqueo lector.