Plan Patagonia es una brillante distopía. Sorín imagina un futuro a partir que algunos hechos del pasado no ocurrieron o sucedieron de manera diferente.
Así, en junio del año 2002 un golpe de Estado derrocó al presidente Hugo Chávez Frías que, dos años después, moriría en prisión.
Meses después, el 27 de octubre, en las exuberantes tierras de Jorge Amado, el candidato del Partido de los Trabajadores, Luiz Inácio da Silva, intentó por cuarta vez ser elegido presidente, pero, derrotado por el oficialista José Serra, Lula abandonó la política.
Al año siguiente Carlos Menem fue reelegido por tercera vez presidente de la Argentina.
En enero de 2004 fue asesinado —en un confuso episodio en los suburbios de La Paz— el dirigente cocalero Evo Morales.
Y, hacia fines de ese año, la IV Cumbre de las Américas aprueba con entusiasta unanimidad el Área de Libre Comercio de las Américas.
Ha pasado mucho tiempo.
Ahora, comienza el Plan Patagonia.