A partir de un exhaustivo trabajo de archivo y de recolección de testimonios, este libro reconstruye la historia del circuito teatral judío que se desarrolló en Argentina en la primera mitad del siglo XX. Ansaldo sostiene que el teatro judío funcionó como una corriente modernizadora que tuvo un fuerte impacto en el campo teatral nacional. Debido a su carácter itinerante y por vía del ídish, los artistas y las compañías judías trajeron a la Argentina nuevas concepciones teatrales, repertorios, poéticas de actuación y estéticas modernas que aún no se habían difundido en los escenarios nacionales.