No importa lo cruel o injusto que sea el mundo, nunca abandones tu felicidad. Y no importa lo mal que alguien te trate, nunca dejes que el odio de otra persona te quite la compasión. La batalla entre el bien y el mal no se libra en el campo de batalla, sino en cada uno de nosotros. No permitas que la ira en tu interior tome las decisiones por ti.