«Cuando un hombre de genio lleva una vida intelectual y amorosa a la vez, muere como murieron Rafael y Lord Byron. Si es casto, muere por exceso de trabajo; si no lo es, lo mata el desenfreno en los placeres sensuales; no obstante, esa clase de muerte es muy poco frecuente. El exceso de tabaco, el exceso de café, el exceso de opio y de aguardiente producen graves desórdenes y conducen a una muerte precoz.»
Preocupado por las modificaciones que cinco sustancias podían introducir en las costumbres de las sociedades modernas, Honoré de Balzac propone aquí una reflexión sobre las consecuencias que el alcohol, el azúcar, el té, el café y el tabaco tienen no sólo a nivel individual, sino también en términos generacionales, preguntándose por el impacto de estos “vicios” en el futuro de las naciones.