Angélica Gorodischer

Kalpa Imperial. Libro II: El imperio más vasto

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  • Angel H. Ortizhas quoted2 years ago
    Extrañas profesiones eligen los hombres, ¿no creen ustedes? No quiero decir que haya oficios que son más pintorescos o más inesperados que otros. Quiero decir que las gentes no viven para ser, o tratar de ser, las mejores personas posibles, sino para agregar a su nombre títulos sonoros, secos y vacíos, ropajes falsos e innecesarios que terminan por suplantar a quienes aplastan y roban.
  • Angel H. Ortizhas quoted2 years ago
    Adviertan ustedes que digo gobierno y no digo poder. Bah, el poder, decía ella y torcía el gesto, solamente el que se olvida del poder gobierna bien, decía. Y era cierto.
  • Alejandra Espinohas quoted7 hours ago
    Está bien —dijo el médico—, la muerte también es necesaria. Y conveniente. Si te parece que vas a morir, así será. Cada uno siente llegar su muerte, la ve, la huele, la oye.

    —Está lloviendo —dijo el enfermo.

    —Sí, pero a la señora muerte eso no le importa
  • Alejandra Espinohas quoted7 hours ago
    Bueno, me quedo. ¿Y por qué hay tanta gente enferma?

    —Porque es más fácil enfermarse que decidirse a buscar el lugar que a uno le corresponde en el mundo.
  • Alejandra Espinohas quoted7 hours ago
    El Duque mandó a un soldado a que avisara al Capitán, y el Capitán se sintió irritado: a él le gustaba llevar gente a la rastra.
  • Alejandra Espinohas quoted2 days ago
    Yveldiva’Ad, quinto Emperador de la dinastía de los Kiautonor se preguntó si los muertos no sepultados habrían vuelto convertidos en sombra para recomponer sus cuerpos y verlos pudrirse y secarse al sol del verano, y si desde entonces se reunían para gritar y gemir en las avenidas curvas y las plazas de Hadremaür, la ciudad muerta del valle de Loôc. Era una pregunta ociosa porque el Emperador no creía en fantasmas
  • Alejandra Espinohas quoted2 days ago
    el Ministro de Cultos Aéreos, también temporariamente a cargo de los Ritos de la Llama desde la muerte tal vez voluntaria de la Priestesa. Se llamaba Senoeb’Diaül y no sabía nada de ciudades. De modo que reunió en su despacho a un arquitecto, a un ingeniero, a un escultor, a un geógrafo, a un pintor, a un astrónomo, a un matemático, a un contador, a un general y a un sacerdote, y les encargó la tarea: para cuando llegara el verano la ciudad tenía que estar construida refulgente, admirable y habitada.
  • Alejandra Espinohas quoted2 days ago
    el Ministro de Cultos Aéreos, también temporariamente a cargo de los Ritos de la Llama desde la muerte tal vez voluntaria de la Priestesa
  • Alejandra Espinohas quoted2 days ago
    —Sí —dijo la Emperatriz—, ya no conozco la ira y cuando llega la noche estoy muy cansada. Basta de decir tonterías. Buenas noches.
  • Alejandra Espinohas quoted2 days ago
    Hasta las ciudades cambiaron. Las ciudades monstruosas en las que un hombre se sentía solo y desdichado se desmembraron y cada barrio se separó del otro y hubo pequeños centros, casi una ciudad cada uno de ellos, autosuficientes, con sus escuelas y sus hospitales y sus museos y sus mercados y no más de dos o tres policías aburridos y soñolientos sentados al sol, tomando una limonada con un viejo vecino retirado de los negocios
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