Sólo son días… Vemos desaparecer el tiempo a nuestro lado, en los rostros descoloridos de los moribundos; engullimos la comida, corremos, lanzamos granadas, disparamos, matamos, nos echamos al suelo, estamos extenuados, embrutecidos, y sólo nos sostiene una cosa; darnos cuenta de que todavía los hay más extenuados, más embrutecidos, más desvalidos que nosotros, que, con ojos desencajados, nos miran como a dioses que pueden a veces escapar de la muerte.