Nosotros los cristianos podríamos decir que Jesucristo es más real de lo que yo soy. Él fue y es el ser humano plenamente real, plenamente actualizado. Los cristianos conectados a él también son reales, pero a causa de nuestros pecados y la santificación incompleta, nuestra humanidad es mucho menos real que la suya. En otras palabras, cuando mira-mos a Jesús, vemos la plena humanidad. Cuando alguien me mira, no ve un hombre pleno porque no soy lo que Dios tiene la firme intención que un ser humano debe ser. Yo no soy tan humano como realmente fue y es Jesús. Los seres humanos están destinados a amar siempre y amar profundamente, y mi amor es esporádico y a menudo superficial. Así es que, en este sentido, también nosotros podemos decir que soy menos real, o en un nivel más bajo de la realidad, que Jesús.