Soy consciente de que las probabilidades, y la ciencia, no están a mi favor, pero la ciencia no posee todas las respuestas, y eso es algo que he aprendido con la experiencia que otorgan los años. Por eso todavía creo en los milagros. Por más que parezcan inexplicables o increíbles, son reales y pueden acaecer sin que importe el orden natural de las cosas. Así pues, una vez más, tal y como hago cada día, empiezo a leer el cuaderno en voz alta, para que ella lo oiga, con la esperanza de que hoy vuelva a cumplirse el milagro que se ha convertido en el aspecto que domina mi vida.
Y quizá, solo quizá, llegue a suceder