Como hija única que era, Shanni Jefferson no estaba acostumbrada a vivir en familia, pero después de haberse quedado sin trabajo y sin casa, no le quedó más remedio que aceptar un trabajo de niñera interna. Cuidar a un niño pequeño no podía ser tan difícil…
Lo que no sospechaba era que Pierce MacLachlan no le había dicho toda la verdad: en lugar de un niño, eran cinco. Y él no podía más con aquella prole caótica pero adorable.
Cada noche, cuando los niños dormían plácidamente, Shanni se preguntaba cómo sería la vida en familia… con el guapísimo Pierce.