Si alguien te dijera que debido a un extraño giro del destino vas a pasar un tiempo en compañía de un monje anciano y sus maravillosos gatos, ¿lo creerías?; que emprenderás un viaje iniciático, salpicado de encuentros que te llevarán a descubrir, a través de un torbellino de emociones, la inmensa belleza de tu alma, ¿lo creerías? Cuando el protagonista de esta historia, Kripala, emprende un viaje, no sabe qué le deparará el futuro, pero sabe lo que quiere dejar atrás.
Su destino es la ciudad de Benarés (Varanasi) en la India. Allí se perderá en un laberinto de callejones en los que, paradójicamente, comenzará a encontrarse a sí mismo. En el vientre vital y sagrado de esa antigua ciudad se cruzará con personas extraordinarias en su aparente sencillez, humildes en su naturaleza, pero de sabiduría abismal. Un maestro de artes marciales, un pintor, una anciana que da de comer a los pobres, un jardinero… Todos ellos dejarán en Kripala enseñanzas imborrables, palabras que quedarán grabadas en su interior, pero será el anciano monje llamado Tatanji —aquel que teje destinos como un hábil tejedor—, retirado a un ashram en compañía de sus gatos, quien abrirá su alma para siempre.