Desde su aparición en 1831, Nuestra Señora de París, magnífico retablo del horror y la belleza de la Francia medieval, fue siempre, y es, un bestseller. La belleza de la gitana Esmeralda enamora por igual, aunque en tonos diferentes al sacerdote Claudio Frollo, al capitán Febo y al campanero Quasimodo. Entre la obsesión del cura y la indiferencia del capitán, se erige la dedicación del campanero por ella. Y es el amor de este último el que triunfa aun después de la muerte.