Los cálices vacíos es el libro que le valió la consagración a Delmira Agustini. Publicado en 1913, todavía asombra por la claridad y vuelo imaginativo de sus versos. Es todo un canto a la pasión erótica. Pocas veces alguien escribió con esa devoción sobre el cuerpo que se inclina sobre otro cuerpo. Pocas veces se hablaba en aquella época de la noche y la cama como los lugares de tantas ensoñaciones celestiales y carnales a la vez, y ciertamente casi nadie hubiese esperado que lo hiciera una muchacha latinoamericana.
Delmira Agustini (Montevideo 1886 — ib.1914), poeta uruguaya, fue una de las principales voces del modernismo en el Río de la Plata. Decidida a escribir desde muy joven, deslumbró a los ambientes literarios de la época. A pesar de su corta vida –fue víctima de femicidio— dejó obras repletas de símbolos y sensualidad (Los cálices vacíos, El libro blanco y El rosario de Eros, entre otras).