decirlo en términos simples, la ecología trata del equilibrio dinámico de la naturaleza, de la interdependencia entre las cosas vivas y las inertes. En la medida en que la naturaleza también incluye a los seres humanos, la ciencia debe incluir el papel de la humanidad en el mundo natural —específicamente, el carácter, la forma y la estructura de la relación de la humanidad con otras especies, así como con el sustrato inorgánico del entorno biótico—. Desde una perspectiva crítica, el ámbito de la ecología abarca el vasto desequilibrio surgido del divorcio de la humanidad con el mundo natural. Una de las especies verdaderamente únicas de la naturaleza, el homo sapiens, ha ido desarrollando concienzudamente, a partir del mundo natural, un insólito mundo social propio. A medida que ambos mundos han ido interaccionando entre sí a lo largo de fases muy complejas de la evolución, hablar de una ecología social se ha vuelto tan importante como hablar de una ecología natural.