«Todo el mundo niega siempre haber obrado mal. "No lo hice, no lo hice, no lo hice"… Hasta que los hechos y las circunstancias son tan evidentes que ya no pueden mentir más. Presidentes, funcionarios, empresarios, médicos… Hasta monitores de boyscouts y entrenadores de ligas infantiles, por el amor de Dios. Cuando por fin se ven obligados a decir la verdad, esperan que todo el mundo entienda que se vieron obligados a mentir, como si fuese correcto seguir mintiendo hasta que estás tan atrapado que ya no puedes hacerlo más.»