Con nostalgia y entusiasmo, sus familiares recuerdan a José Nicolás Goles Radnic (1917 — 1993) como un hombre brillante. Brillante cuando tocaba el piano o jugaba ajedrez; cuando pintaba o dirigía un coro; cuando componía y relacionaba las matemáticas con sus obras musicales. Con oído musical absoluto desde los cinco años, todo lo quería hacer bien. Para Goles, como siempre lo llamaron sus seres queridos, la música era una broma. Y lo refleja fielmente su creación más popular y difundida: “El paso del pollo”. Cuánta alegría brindó en el ambiente juvenil universitario y en cuanto evento festivo que se hubiera realizado en el Santiago de los años 40 y 50, con sus famosos Estudiantes Rítmicos. A fines de los 60, su alegría sería compartida a través de la naciente televisión chilena por cientos de miles de chilenos, cuando su grupo pasó a formar parte del elenco estable de Sábados Gigantes junto a Don Francisco. Su pasión por la música lo llevó a abandonar el estudio de las matemáticas y la carrera de ingeniería que ya casi finalizaba en la Universidad de Chile.