«Beautiful Freak» no habla de un coche. La escribí sobre alguien que de verdad es diferente, y no simplemente «poco convencional» o «fuera de lo común», que es un concepto que a los publicistas les chifla. Aun así, Volkswagen quiso usar la canción en uno de sus anuncios. Yo ni me lo planteé. La supuesta cultura «alternativa» trajo consigo una fea constatación: en realidad no era alternativa en absoluto. Estaba a la venta, igual que cualquier otro producto comercial. Era una rebelión en contra de nada. Parecía un rebelde, me movía y hablaba como un rebelde; pero no era un rebelde, e individual tampoco, eso seguro.