La autora nos muestra en este libro su fascinación por las zonas intermedias: la medianoche, los puertos, las grietas, esquinas, mudanzas. Estas zonas son el lugar de las preguntas, la imaginación y el miedo a lo desconocido. En la oscuridad surgen toda clase de imágenes y recuerdos: árboles, frutas, animales o cajas de botones adquieren bajo su pluma un aire misterioso y epifánico. Fragmentos de vida que la autora enfoca y desenfoca. Ese libro mira el mundo a la vez de cerca y de lejos.