La popularización de grupos de padres como espacios para la reflexión me parece más prioritario que la intransferibilidad del permiso de paternidad, por ejemplo. Compartir los cuidados y las tareas que sostienen la vida no es un problema de pareja como no lo es el maltrato o la precariedad. Haciéndolo visible, dándole voz, desde lo personal, sentimos cómo nos atraviesa colectivamente. Porque no son solo asuntos que ocupan y preocupan a las mujeres, a las madres, los cuidados deben ser un asunto crucial. Aún nos llama la atención que ellos se impliquen. Les adjudicamos medallas de padres corresponsables, implicados, padrazos, por hacer lo que ya hacíamos nosotras. Lo hacemos porque aún es lo infrecuente. ¿Cómo reconocer lo que hacen sin convertirlo en un agravio comparativo?
Mis hijos han vuelto del parque. Sus voces rebotan en las paredes. Ya no hay silencio ni música de fondo. Me toca.
DESPROBLEMATIZAR LA MATERNIDAD
«Mi dolor individual, aparentemente íntimo como madre, es el dolor individual y aparentemente íntimo de las madres que me rodean y de las que estuvieron antes que yo, cualquiera sea su clase y el color de su piel».
ADRIENNE RICH, Nacemos de mujer
Hay