«La Joven Ahogada» presenta todos esos elementos de la prosa de Caitlín R. Kierman que sus lectores esperan: un estilo de maravillosa luminosidad, una atmósfera de lánguida melancolía, y una mezcla inexplicable de dolorosa belleza y atenazaste terror. Es una historia de fantasmas, pero también un libro de sobre la escritura de historias de fantasmas. Es un relato sobre el enamoramiento, el desenamoramiento, y la cuestión de si la locura es un don o una maldición. Es una de esas pocas novelas que uno desearía que nunca acabara. India Morgan Phelps —Imp para los amigos— es esquizofrénica. Ya no puede confiar en su propia mente, porque está convencida de que sus recuerdos, de alguna manera, la han traicionado, forzándola a cuestionar su propia identidad. Enfrentándose a sus propias percepciones, Imp debe descubrir la verdad sobre su encuentro con una maligna sirena, o un lobo desamparado que se la apareció como una joven salvaje, o ninguna de estás cosas, o sino algo mucho más extraño… algo que transita por los intersticios de la realidad.