Tu sistema digestivo es mucho más delicado, complejo y poderoso de lo que en general se asume. Muchos estudios recientes sugieren que la intensa y muy cercana relación con los microbios que residen allí podrían, además de la temperatura corporal, influir en las emociones, la sensibilidad al dolor, las interacciones sociales e incluso guiar algunas de nuestras decisiones, y no solo aquellas que tengan que ver con la comida.