La sirena
Aun hombre suele agobiarle en secreto el papel que debe ejercer: ser siempre responsable, dominante y racional. La sirena es la máxima figura de la fantasía masculina porque brinda una liberación total de las limitaciones de la vida. En su presencia, siempre realzada y sexualmente cargada, el hombre se siente transportado a un mundo de absoluto placer. Ella es peligrosa, y al perseguirla con tesón, el hombre puede perder el control de sí, algo que ansía hacer. La sirena es un espejismo: tienta a los hombres cultivando una apariencia y actitud particulares. En un mundo en que las mujeres son, con frecuencia, demasiado tímidas para proyectar esa imagen, la sirena aprende a controlar la libido de los hombres encarnando su fantasía.