«En este mundo hiperveloz, devastado por el caos y la velocidad, cada libro de Lamberti es una experiencia religiosa. Uno se sumerge en ellos al igual que varios de los personajes de estos cuentos, que van cayendo uno tras otro en una realidad paralela. Uno se hace adicto a él, como si el libro fuese un loro con facultades sobrenaturales y un poder inmenso y doloroso. El libro es un animal. Los libros de Lamberti son animales. Una especie en extinción. Ballard, Millhauser, Borges, los hermanos Wachowski, Carnivale, Stephen King, el asesino de chanchos: son, y somos, los enjaulados del libro. Y atravesamos este lugar, con las manos en la cara», Pablo Natale