Casal, el protagonista de La distancia entre dos puntos, es un profesor universitario que está viviendo una relación con una alumna. Al protagonista le atormenta más la diferencia de años que les separa, que los rumores y cotilleos que puedan correr entre el claustro de profesores. En medio de estos agitados sentimientos, Casal parece advertir con inusitada claridad todo lo que nos aparta de los demás: la edad, el idioma, la fealdad o la belleza…, todas esas barreras infranqueables que nos mantienen aislados a unos de otros.
A través de una prosa rotunda, de unos caracteres bien marcados, de una tensión “de pensamiento”, García Maroto nos traza en esta novela un vívido retrato de la incomunicación y la soledad. Esa soledad que aguarda siempre, para el protagonista, al final del camino; a ella es a la que parecen referirse todas las medidas, la que recalcan todas las distancias…
«Para ir de la persona A hasta la persona B la teoría dice que el camino más corto es la línea recta. Sin embargo, esa distancia tan corta es a menudo insalvable. Que se pueda unir dos puntos con una línea no significa que podamos acercar a esos puntos entre sí. La separación es siempre la misma, sea grande o pequeña. La teoría es así de cruel…"