El misterio es todavía más insondable y más poético también, y es a las alas del viento a lo que hay que recurrir para explicarse este nuevo milagro.
De este modo, en las primeras horas nos sentimos seguidos, escoltados, incluso precedidos por esa voz lejana que, de tiempo en tiempo, nos susurraba a alguno de nosotros unas palabras llegadas de allá lejos. Dos amigos me hablaron. Y otros diez, otros veinte nos enviaron a todos, a través del espacio, sus adioses entristecidos o sonrientes