A Martín Lutero se le atribuye la siguiente declaración: «La mujer que barre la cocina, esta haciendo la voluntad de Dios como el monje que ora, no porque canta un himno mientras barre, pero porque a Dios le gustan los pisos limpios. El zapatero hace su labor cristiana no porque le pone pequeñas cruces a los zapatos, sino porque hace buenos zapatos y a Dios le gusta el oficio de zapatero».