Este trabajo se fundamenta en la hipótesis de que el proyecto para el Centro Cultural Gabriel García Márquez es un instrumento de orientación que construye un lugar, no como sitio no visitado, sino como espacio antropológico; espacio que vincula con la memoria y permite el paso del tiempo atmosférico y el conocimiento de la forma de la ciudad, Para alcanzar tal objetivo, el proyecto establece el control de dos condiciones que fijan el carácter amorfo de la naturaleza antes de ser delimitada: la espacial y la temporal. Para el control de la primera condición, el proyecto arregla el sitio, es decir, lo dota de reglas, revelando los elementos que lo estructuran. Para el control de la segunda condición, el proyecto hace memorable el tiempo mediante la co-presencia temporal de arquitecturas evocadas, que han emocionado a Salmona y cuyas resonancias desea trasmitir en el edificio.
Una vez logrado el control de estas condiciones, se delimita un espacio vacío de actividades programáticas destinado a la contemplación del sitio ordenado que, además, establece relaciones paradigmáticas con arquitecturas de la historia, que buscan emocionar al habitante, cuestionándolo a cada paso para hacerlo consciente de su posición, La demostración de esta hipótesis utiliza el razonamiento analógico como forma de abstraer la constitución formal del proyecto, ya que al permitir que el conocimiento de un objeto se afirme en otro mediante una proporción lógica (al b=c/d), se establecen relaciones entre el proceso de composición que ha formalizado el edificio y objetos que orientan, como el sextante y el mapa, El sextante, que se convierte en clave de lectura que el análisis brinda del proyecto, y el mapa, en clave de lectura que el proyecto brinda del sitio, Finalmente, la relación entre estos dos elementos permite encontrar el tesoro que guarda la composición del proyecto, revelar el sitio donde se implanta estrechando los lazos entre el habitante y el territorio.