Sin duda la más extraña y misteriosa de las obras de Joseph Roth, El Anticristo ha desconcertado durante mucho tiempo, incluso a sus más fieles devotos. Un híbrido vertiginoso entre la novela, el ensayo y la memoria, escrito mientras Roth estaba en el exilio alemán tras el ascenso del nazismo.
JR, un homólogo ficticio de Roth, es un periodista contratado por un magnate de los medios de comunicación, encargado de informar sobre las emanaciones del Anticristo en todo el mundo, en sus diversas caracterizaciones: la técnica, el nacionalismo, el patriotismo, el comunismo y, curiosamente, el cinematógrafo, al que veía como un truco de magia negra para sustituir la vida real por un limbo hipnótico e ilusorio. El Anticristo no tiene tanto que ver con la religión como con la desintegración moral del mundo moderno.
Es, ante todo, un alegato moral contra la barbarie de una modernidad industrial y deshumanizante escrito desde la desesperación de quien, ante la ignominia pretende abogar por la causa del humanismo.