En Cien sonetos de amor, Neruda le canta a Matilde Urrutia, y sus versos, que nacen en la faz tangible del cuerpo más amado, se extiende para rendir homenaje al sentimiento vital, a la experiencia única: el amor. ¿Con mucha humildad hice estos sonetos de madera, les di esta opaca y pura sustancia?, escribió Pablo Neruda. El libro se divide en cuatro secciones: Mañana, Mediodía, Tarde y Noche, y cada una nos transporta a una forma de amor y de pasión distinta. El gran escritor chileno elude aquí las pautas del soneto clásico, y la excelencia del encuentro amoroso cobra nueva intensidad, porque gracias a este despojamiento voluntario la palabra palpita, se libera la imagen y los amantes se reconocen en la emoción poética.