Una vez vi a un hombre flaco cargando a la espalda una piedra más grande que su cabeza. Se doblaba bajo el peso, sin camisa bajo el sol, vestido solo con un taparrabos. Avanzaba por un camino concurrido. La gente le dejaba paso. No porque simpatizaran con él, sino porque temían el impulso de sus pisadas. No hay quien se atreva a impedir el paso a alguien semejante.
El monarca es como este hombre, avanzando a trompicones, el peso de un reino sobre sus hombros. Muchos le abren paso, pero pocos están dispuestos a ayudarlo a llevar la piedra. No desean comprometerse en el trabajo, no vayan a condenarlos a una vida llena de cargas extra.
Yo dejé mi carruaje aquel día y tomé la piedra, recogiéndola para el hombre. Creo que mis guardias se sintieron avergonzados. Puedes ignorar a un pobre despojo sin camisa que hace ese trabajo, pero nadie ignora a un rey que comparte la carga. Tal vez deberíamos cambiar de sitio más a menudo. Si se ve a un rey asumir la carga del más pobre de los hombres, tal vez haya quienes estén dispuestos a ayudarlo con su propia carga, invisible y a la vez tan desalentadora.
A Dalinar le sorprendió poder recordar la historia palabra por palabra, aunque probablemente no debería hacerlo. Al buscar el significado tras el último mensaje de Gavilar, había escuchado lecturas del libro casi a diario durante los últimos meses.
Le decepcionó descubrir que no había ningún significado claro tras la cita que había dejado Gavilar. Había seguido escuchando de todas formas, aunque trataba de mantener su interés oculto. El libro no tenía buena fama, y no solo porque estuviera asociado con los Radiantes Perdidos. Las historias de un rey que hacía el trabajo de un obrero de poca monta eran las menores de sus incómodas páginas. En otros sitios, decía claramente que los ojos claros estaban por debajo de los ojos oscuros. Eso contradecía las enseñanzas de Vorin.
Sí, era mejor mantener esto en silencio. Dalinar había sido sincero al decirle a Adolin que no le importaba lo que dijera la gente. Pero si los rumores impedían su capacidad para proteger a Elhokar, podían volverse peligrosos. Tenía que ser cuidadoso.