Kemper era tan listo que había supervisado los test de psicología en la cárcel, así que conocía todas las expresiones de moda y te podía hacer un análisis de su comportamiento con todo el detalle psiquiátrico analítico. Todo en los crímenes formaba parte del desafío, del juego, incluso pensar en cómo atraer a las víctimas al automóvil sin levantar sospechas. Nos contó que cuando paraba el coche a una chica guapa, le preguntaba a dónde iba y luego miraba el reloj como si estuviera decidiendo si le daba tiempo. Al pensar que trataba con un hombre ocupado que tenía cosas más importantes que hacer que recoger a autoestopistas, les hacía bajar la guardia y eliminar las dudas. Aparte de hacernos ver su modus operandi como asesino, este tipo de información insinuaba algo esencial: las deducciones normales de sentido común, pistas verbales, lenguaje corporal, etcétera. que utilizamos para evaluar a otras personas y emitir juicios instantáneos no funcionan con los sociópatas. Con Ed Kemper, por ejemplo: recoger a una autoestopista guapa era su máxima prioridad, y pensaba mucho y analíticamente la mejor manera de lograr su objetivo, mucho más de lo que una joven que se encontrara con él por casualidad lo había hecho desde su perspectiva.
Manipulación. Dominación. Control. Son las tres palabras clave de los delincuentes violentos en serie. Todo lo que hacen y piensan va dirigido a ayudarlos a llenar su vida, por lo demás inadecuada.