Estoy bastante confundida
Esta novela nos lleva de la mano por el camino del voyeurismo en una forma extrema. En un mundo en el que ya nos encontramos expuestos por las redes sociales y el internet, la autora nos lleva más allá al presentarnos a unas criaturas llamadas Kentuckis las cuales son unos pequeños peluches con cámaras que son controladas por otras personas.
Realmente ver todos los puntos de vista, tanto ver como dejar que te vean, es bastante fuerte. Al final la pregunta que te deja esta historia es ¿Qué tan alejados estamos de esta realidad?
La novela es una sintomatología de padecimientos comunes bajo una dialéctica del amo y el esclavo. ¿Hay redención?
No podía dejar de pensar en las grandes superficies reflejantes de Jeff Koons mientras leía el libro.
Otro día soñé que los Kentukis vivían en Tuiter.