Schreber quiere volver a casa pero no puede. Las calles, las casas, todo desaparece, en su lugar solo ve figuras planas, falsas representaciones, y en quienes lo rodean no ve más que a indignos juguetes de un Dios Inferior. Paralizado por una enfermedad que no entiende, y que la mayoría del tiempo ni siquiera sabe que padece, no está en condiciones de enfrentar lo peor, pero lo peor le sigue sucediendo. Su familia se desintegra y los fantasmas del pasado lo atormentan. Pronto se encontrará atrapado en una institución que no sabe bien qué hacer con él, exigiendo ‒¿como un loco, con derecho?‒ ser enviado a casa o ser curado. Basada en la historia de Daniel Paul Schreber, prominente juez alemán de finales del siglo XIX y principios del XX, y uno de los casos de psicosis más famosos de la historia, estudiado por Freud y Lacan, Marionetas explora las profundidades de una mente perturbada en su intento por no confundir lo inconsciente con lo real, en esos días en que comenzaban a aflorar las raíces de los grandes males del siglo XX, la estructura psicológica del fascismo, el cáncer del antisemitismo y el abuso del poder institucional. Una novela luminosa y trágica, intensa y poética, sobre lo que significa ser humano.
«Si Marionetas es una neuronovela, entonces podría decirse que es la mejor neuronovela que se haya escrito […] Aunque trasciende cualquier categoría. Es simplemente una magnífica novela a secas, kafkiana en su fluidez pesadillesca y una demostración poderosa de la afirmación de Kant de que 'El loco es un soñador despierto'" (Literary Review).
«Marionetas es sin duda inteligente, pero también maravillosamente sorprendente y vívida, algo nuevo» (The New York Times).
«Una voz en tercera persona pero muy cercana sitúa a Marionetas en un lugar inquietante […] En la realidad que Schreber vivió, los enfermos mentales eran juguetes del 'bien', los niños eran juguetes de los adultos, y las minorías eran juguetes del Estado. […] Pheby lo ilustra con compasión y sutileza; la posición híbrida del libro entre lo histórico y lo ficticio lo hace aún más potente» (The New York Times Book Review).