La hora de clase. Por una erótica de la enseñanza

educación nunca debe ser confundida con la represión o el refrenamiento disciplinario de la pulsión, sino que actúa más bien como una nueva canalización de la fuerza pulsional, que no se contenta con el circuito ya conocido de lo familiar, sino que exige nuevas e inéditas aperturas.

pulsión ya no puede cortocircuitarse con los objetos familiares, sino que se ve obligada a navegar fuera de la familia para encontrar formas de satisfacción no incestuosas y abiertas al intercambio social.

libera éste, concatenándolo en lazos sociales más vastos.

ahí, del encuentro traumático con la experiencia del exilio de la Cosa provocada por el lenguaje, nace la posibilidad para la vida humana de hallar nuevas formas de satisfacción desvinculadas de la sombra del goce incestuoso.

existencia del lenguaje separa al ser humano de un goce sin fronteras y sin pérdida,

Pero, para hacerlo, es necesario, antes que nada, devolver su justa dignidad a la figura

Escuela debe tratar de mantener firme la centralidad del discurso educativo, debe resistirse a la sirena perversa del «¿Por qué no?».

la experiencia del límite ha perdido su sentido, ¿cómo reintroducir en todo proceso de formación la función traumática pero beneficiosamente positiva de esa experiencia?

«forclusión» es la raíz que aúna la psicosis y el cientificismo: algo se deja de lado, no entra en el discurso, pierde todo derecho de ciudadanía.

concepción meramente cientificista y utilitarista del saber.