Le digo que él también es periodista.
–Lo fui –dice–. Deberé volver a serlo, necesito hacerlo para reimplantarme aquí. No he cesado de hacer periodismo a pesar de que, cuando me arrancaron del diario donde trabajaba y me hicieron pasar ese calvario tan largo, una de las conclusiones provisorias que adopté fue abandonar el periodismo para siempre. Es decir: pensé que el periodismo me había hecho mucho mal. Posiblemente eso sea erróneo, y yo haya hecho mal con el periodismo posiblemente, y he recibido mi castigo.