Todo presente, de la historia que vamos realizando a cada paso, lleva dentro el germen del futuro. Ese germen es la voluntad. Una tarea de la vida humana verdadera es poner en marcha, por cada semilla, en cada acto, una mejor historia. Los buenos espíritus humanos viven el deseo de no dejar el mundo tan herido como lo encontraron. Con el sueño de contribuir en curar la herida del mundo, que es humana, revivifico la memoria de la nación colombiana a través de relatos de mi padre que aquí he consignado como yo los recuerdo. Relatos de dolor, tribulación y precariedad, también de lucha y maravilla, contemplados con la esperanza de elevar la conciencia.