«Paso balones y me devuelven sandías. Me gustó mucho esta frase, al principio la encontré graciosa y, con los años, he ido dándole vueltas a la asimetría que describe hasta llegar a la conclusión de que, a partir de ella, pueden definirse las actitudes posibles ante la vida. Primera actitud, recibir sandías y devolver balones. Mejora lo anterior. Segunda, recibir balones y devolver balones. Lo mantiene. Tercera, recibir balones y devolver sandías. Lo empeora».
De esta forma directa y sugestiva, Lluís Boada se dirige a los jóvenes, aunque nos interpela a todos, para explicarles la economía como algo inseparable de las humanidades y desentrañar las contradicciones de un sistema capitalista que da señales de agotamiento.
En efecto, el capitalismo encierra en su interior una paradoja trágica: ser el único sistema validado como efectivo en la sociedad moderna y, al mismo, tiempo, ser el causante de un deterioro moral, medioambiental, económico, político y cultural que lo conducen al colapso final.
El reto para la juventud, la más afectada por este creciente deterioro, es tratar de superarlo creando algo nuevo, una alternativa. Puede conseguirlo porque, como el libro desvela, «la más humilde de las personas tiene su propio valor y de él emergen el resto de valores, incluidos el trabajo y los valores económicos».
A este valor, que el capital niega, Boada lo llama “propio”. En él fundamenta su rigurosa crítica a la situación actual, pero, sobre todo, este valor le inspira la cálida confianza en su superación que impregna este ensayo desde la primera hasta la última página.