La conquista de la felicidad

El hombre sabio, aunque no se quedará sentado bajo infortunios prevenibles, no desperdiciará tiempo y emociones en los que son inevitables e incluso se someterá a los que, en sí mismos, sean evitables si el tiempo y el trabajo que se requieren para evitarlos interferirían en su búsqueda de un logro más importante.

Porque en un mundo tan lleno de infortunios evitables e inevitables, de enfermedades y líos psicológicos, de dificultades, pobreza y malas intenciones, el hombre o la mujer que quiera ser feliz debe encontrar maneras de lidiar con los múltiples casos de infelicidad con los que cada individuo se ve asaltado.

Para soportar bien los infortunios cuando lleguen, es sabio haber cultivado, en épocas más felices, una amplia variedad de intereses

La segunda ventaja de la mayoría de los trabajos pagados y de algunos que no se pagan es que le dan la oportunidad de tener éxito y de tener ambición.

Ser capaz de llenar el ocio de una forma inteligente es el último producto de la civilización y, hoy en día, muy pocas personas han alcanzado ese nivel. Es más, el ejercicio de decidir es cansino en sí mismo.

Ser capaz de llenar el ocio de una forma inteligente es el último producto de la civilización y, hoy en día, muy pocas personas han alcanzado ese nivel. Es más, el ejercicio de decidir es cansino en sí mismo.

a medida que el niño crezca, habrá más cosas que las haga mejor alguien más. Si esto se reconociera generalmente, a las madres se les ahorraría mucho trabajo que es fastidioso para ellas, pues no es en el que tienen competencias profesionales.

De todas las formas de precaución, la precaución en el amor es, quizás, la más fatal para la verdadera felicidad.

En cuantas más cosas esté interesado un hombre, más oportunidades tendrá de ser feliz y estará menos a merced del destino

Y una sociedad compuesta por hombres y mujeres que no se inclinan demasiado ante las convenciones es una sociedad mucho más interesante que una en la que todo el mundo se comporta igual.