Cuando Paige acogió en su casa a una joven italiana embarazada, no podía imaginarse que ese impulsivo acto le llevaría un príncipe a casa.
En su afán por ayudar a aquella joven, había llamado por teléfono a Italia y había dejado un mensaje para un tal Marco. El doctor Marco Alberici, a quien no le gustaba utilizar su título nobiliario, acudió en persona. Su sola presencia alteró por completo a Paige, lo que resultó tremendamente incómodo al principio, pues pensaba que se trataba del marido de Lucia. Al descubrir que era su hermano, se sintió aliviada. Sin embargo, no sabía si debía aceptar su invitación para irse con ellos a Italia.