Además de eso, pensar acarrea mucha piedra y poco camino. Por eso yo, un jubilado del mar, ¿qué es lo que me queda por hacer? Eximido de pescar, me eximo de pensar. Aprendí en los muchos años de pesquería: el tiempo anda por olas. Uno lo que tiene que hacer es ponerse suavecito, y siempre agarra aventón en una de esas ondulaciones.