Los padres de Anton quieren pasar las vacaciones en una granja. A Anton no le gusta mucho la idea y hace que el pequeño vampiro vaya también allí. Rüdiger se disfraza como un humano y envuelve el ataúd en papel de regalo. En el tren conocen a una mujer muy habladora y a la que su mala vista no le permite apreciar a la primera que Rüdiger es un vampiro.