En «Trabajo, consumismo y nuevos pobres», Bauman reconstruye el cambio de la condición de pobreza desde la ética del trabajo propia de la revolución industrial hasta la estética del consumo de la sociedad actual, y las consecuencias de este proceso. El paso de la sociedad de trabajadores a la de consumidores significa que esos pobres, antes ejército de reserva de mano de obra, han pasado a ser consumidores expulsados del mercado. A juicio de Bauman esta diferencia cambia la situación radicalmente y afecta tanto la experiencia misma de la pobreza como a las oportunidades y perspectivas de resolver sus penurias. También aporta luz para analizar la comprensión de las hoy llamadas clases marginadas, producidas como concepto por el mismo poder que las presenta como problema social. Por último, plantea una serie de consideraciones sobre el futuro de los pobres y apunta una posibilidad para dar un nuevo significado a la ética del trabajo, más conforme a la condición actual de las sociedades desarrolladas.