He nacido ahí.
Desfallecido.
No merced a un pescador
que me invitó, hechizando,
a seguir sus pasos sin planta,
sino al verdadero dueño
de ese sueño desnudo de temor:
dejarse arrullar, abandonarse,
observar bien,
observar el azul,
no perderse entre las ansias
de caminar sobre las aguas