Magda se ve obligada a abandonar Berlín cuando sus juegos sadomasoquistas están a punto de acabar con la vida de un coronel. Se refugia entonces en París, donde es asediada por Zaharoff, un respetable traficante de armas. Paralelamente, el psicoanalista Carl Jung rumia en Suiza su odio hacia su colega Freud mientras se desangra entre culpabilidades, arrebatos y un menage à trois con su esposa y su ayudante. Cuando Magda, asustada por la escalada de sus impulsos violentos, acude a un antiguo compañero de facultad en busca de ayuda y consejo, él le propone que se ponga en manos de Jung.